Capítulo 23: Fotosensible

 


La Mantis me miraba como si hubiese perdido la oportunidad más importante de toda mi vida, poder salir de aquí. Escuché un ruido que emitió pero no era nada que se pudiera describir como un lenguaje, él se dirigió a la puerta con prisa.

-        ¡Espera!- le grité.

La Mantis se quedó quieto, aunque la puerta se abrió delante de él.

-        Tu ganas… ¿puedo pedirte algo?- le susurré derrotado, sin fuerzas y sin posibilidad de salir vivo de esta.

-        ¿algo?- exclamó asaltado pero sin girarse en ningún momento.

-        Déjame verla, aunque sean cinco minutos.- le pedí.

Él no emitió ningún sonido, simplemente cruzó la puerta y me dejó allí.

-        ¡Hijo de…!- susurré. Respiré profundamente.- ¡LEONOR! ¡LEONOR! ¡QUIERO VERLA!- grité a pleno pulmón.

Nadie me hizo ni puñetero caso, y simplemente empecé a llorar y pensar en lo peor, tanto ella como yo, estábamos muertos. Poco a poco me empezó a pesar el cuerpo a dejarme llevar por la desidia y el descontrol, no podía parar de pensar en ella, en mi querida Leonor. Ella iba detrás de mi cuando me capturaron y por mi tontería más estúpida, hemos acabado los dos capturados por estos enfermos.

Podría decirse que es una casualidad, de intentar salvar el mundo de ellos, pero al ver la Mantis con mi proyecto, me pregunto ¿si todo ha sido una trampa para que yo fuera la mosca de la telaraña y quedase aquí atrapado en el espacio profundo?

Un día de primavera de hace mucho tiempo, me encontraba en el colegio de excursión a un centro marino de recuperación de especies. La mejor excursión que jamás habíamos hecho, mientras que observaba a unas ballenas en el horizonte del mar, mientras que navegábamos en uno de los barcos de recuperación de especies marinas, me di cuenta de la importancia que era que me hiciera científico. Cuando el mundo todavía brotaba esperanza, intentaba encontrar mi verdadera pasión, el mundo tenía sus crisis cíclicas normales, y la existencia de vida inteligente más allá de las estrellas, todavía eran mitos que discutían los ingenieros espaciales si era verdad o simplemente estábamos solos.

En el Centro conocimos a una cría de foca que había sido maltratada por cazadores furtivos, me dio tanta pena que no pude impedir llorar, porque por lo que decían tenía pocas esperanzas de vida de salir del último asalto. Decidí ser científico para ayudar a mi planeta con el problema de le evolución genética, hacía poco que se había desarrollado un centro genético super importante, dónde mi gran sueño era trabajar allí o en genética.

La humanidad hacía poco tiempo había pasado por una enfermedad masiva que infectó el 90% de la población, de un virus que atacaba al genoma humano, transformando a las personas en fotosensibles. No encontraron una cura y el material genético se iba pasando de padres a hijos, provocando a veces la muerte de gente inocente.

Decidí hacerme científico para encontrar una cura o una solución, y la encontré en este mismo proyecto que tiene esta “Corporación”.

Canalizado por: Laia Galí HR.

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