Capítulo 25: Una Segunda Oportunidad

 


Subimos a una nave mientras que el resto estaba descansando, prácticamente entendí que nos estábamos escapando de ese repugnante lugar. ¿Era libre por fin? ¿Volveríamos a casa? La nave pequeña navegó durante lo que pensé que sería toda la noche, hasta que una nave más grande nos engulló. Entonces, nos bajamos estaba cagado de miedo, ¿de nuevo atrapados? Pero cuando salimos saludaron a Amanda con la mano, comprendí enseguida que eran aliados suyos, entonces me acompañó hasta un pequeño departamento con una cama gigante y a su izquierda había una mesa con un montón de platos exquisitos que no quise despreciar.

-        Hasta que lleguemos, esta será tú habitación.- dijo Amanda.- descansa lo que necesites y aliméntate, porque ahora te espera lo peor…- dijo.

-        ¿A qué te refieres con lo peor?- pregunté asustado cuando le había dado un bocado a un panecillo.

-        Luego hablamos más tranquilamente, descansa Àlex.- dijo ella con una sonrisa amable, se giró para regresarse a la puerta.

-        ¿Y Leonor?- pregunté.

-        En cuanto lleguemos, te llevaré a verla.- respondió Amanda.

No pude decirle nada más, ella caminó de vuelta por los pasillos transitados de personas, al mismo tiempo que la puerta se cerró. Mentiría sino fuese que en ese instante el estómago me insistía que comiese todo eso hasta reventar, luego me echase una ducha para luego tumbarme un ratito.

La sensación de volverse a bañar con agua caliente, parecía un sueño por el cual quería seguir soñando. Mientras que el agua de la alcachofa bajaba con efecto lluvia por mis hombros y mis muslos desnudos, empecé a cuestionarme mi presencia allí. Según lo que me había parecido, Amanda se había camuflado entre la corporación de la nave dónde me tenían atrapado y esclavizado, solo para salvarme a mí, a alguien que la corporación apreciaban, ¿por qué? ¿Quién les habría mandado a salvarme? ¿Puedo confiar en ella?

Llamaron a mi puerta.

-        ¡Adelante!- dije.

La puerta se abrió de forma corredera, un joven y alto muchacho con un mono verde entró.

-        ¿Necesita algo?- pregunté.

-        Ven conmigo, Amanda quiere verte.- dijo con su voz gutural firme.

-        Claro.- dije, me levanté de la cama y le seguí por los pasillos.

Subimos dos pisos de escalera y uno de ascensor, hasta llegar al despacho de Amanda.

-        ¡Gracias, Tomás! Puedes regresar a tus quehaceres.- le dijo Amanda.

-        Sí, señora.- respondió y se fue.

-        ¿Has descansado y te has alimentado como corresponde?- me preguntó.

-        Si, hacía mucho tiempo que no podía gozar de una comida tan rica. Pero… tengo preguntas.- le dije mirándole, ella estaba sentada en su mesa, hizo un gesto para que me sentara y obedecí.- no sé si debería confiar, pero… si estoy aquí y te has arriesgado tanto por mí, solo debe existir una razón. Soy valioso.- le dije.

-        En efecto, Àlex. – dijo mirándome a los ojos directamente.- tienes motivos para desconfiar, pero ahora mismo te tenemos que poner a salvo, y por esto estás aquí con nosotros, en nuestro grupo.- explicó.

-        ¿Grupo?- pregunté arrugando la frente.

-        Somos el GRUPO DE RESISTENCIA INTERGALACTICA, actualmente estamos en guerra contra los de la Corporación. Aunque tenemos ciertos privilegios que ellos no tienen.- explicó Amanda.

-        ¿Intergaláctico?- repetí.

-        La corporación tiene actualmente el control de toda la galaxia, este grupo de resistencia está compuesto por los pocos supervivientes que aún la Corporación no ha sido capaz de abducir y torturar. Intentamos derrocarlos y vencerlos para que nuestros hermanos que viven en los planetas puedan seguir viviendo en paz.- explicó Amanda.

Me quedé observándola sin poder emitir ni una palabra, porque me había quedado patidifuso.

-        Pensé que solo le había pasado esto a la Tierra.- confesé.

-        Lamentándolo mucho, a la corporación le ha interesado más planetas a parte de la Tierra.- respondió Amanda.

Canalizado por: Laia Galí HR.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Capítulo 24: ¿Libre?

Capítulo 22: Verdades