Capítulo 21: Nemesis

 


Me habían devuelto a la jodida jaula, pero nadie me acompañaba. Me quedé durante lo que a mí me pareció tres días con sus tres noches, en un rincón llorando. La Tierra ya no existía, solo quedaban mis recuerdos de ellos, mi familia, mis amigos, mi vida… mi todo. Lo había perdido absolutamente todo, tenía tanta bronca dentro de mí, que iba de la depresión a la ira en cuestión de segundos. Pero sabía que me habían dejado en aislamiento, hasta que mí actitud cambiase.

Los días fueron pasando, tan lentos que una tortuga sería capaz de adelantar el tiempo con sus pasos. A la hora de comer, no quería hacerlo, me declaré en huelga, pero al quinto día, me desperté unido a una sonda gástrica. Ellos querían que yo estuviese sano para experimentar conmigo, por eso intentaba quitármelo, aunque muriese en el intento. Entonces, me ataron otra vez a la cama. Si alguien hubiese conocido el infierno, este lugar era la suite imperial de los infiernos más remotos de este jodido universo atacado por esta chusma. ¡Pero no se quedaría así, haría cualquier cosa para averiguar y encontrar la forma de reencontrarme con los míos, si aún estuviesen con vida!

Una noche ya roto y sin ilusión, aquellos guardianes tan extraños me vinieron a buscar, me arrastraron por los pasillos, estaba tan mal que no quise prestar atención dónde me llevaban sino era la morgue no me interesaba. Me ataron a una silla de color blanco, se fueron de la habitación, cerraron las luces y entonces empezó un video que se proyectaba en la pared.

-        ¿Qué cojones es esto?- grité.

La imagen en blanco y negro, se veía tumbada en una cama de una habitación similar, a Leonor. ¡La habían atrapado y estaba en esta misma nave! Eso intuí.

-        ¡Hijos de puta!- grite intentando desatarme pero era imposible, lloré de rabia.

A la derecha detrás del cristal, se empezó a ver una luz tenue, dos mantis religiosas se me quedaban mirando.

-        ¿Qué queréis de nosotros?- grité.- ¡No la toquen! ¡Háganme lo que quieran conmigo, pero a ella, ni tocarla!- insistí.

Nadie dijo ni paso nada. Seguí llorando reposando la cabeza en la silla.

-        Si nos das la clave para entrar en los archivos clasificados del proyecto, te concederemos un deseo.- una voz robotizada de una persona se expresó en la sala.

Miré a las Mantis y me empecé a reír. Por primera vez había entendido su Nemesis.

Canalizado por Laia Galí HR.

 

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