Capítulo 20: Adiós Leonor

 


Las mantis estaban por todos lados mirándome con esos ojos almendrados de color negro que helaban el alma a cualquier persona, estaba tan lejos de lo que parecía un hogar, y tan cerca de lo que fuese la mejor forma de salir de allí, siendo comida para estas mantis.

-        ¿Qué quieren de mí?- grité intentando defenderme.

El ronroneo que hacían me provocaba mucho dolor de cabeza, así que empecé a gritar tan fuerte que el dolor seguía perforando la mente, como si alguien me estuviese operando sin anestesia por el simple placer de verme morir sufriendo tanto dolor, que quería estallar como la gran bomba de todas las guerras.

-        ¿Por qué luchas?- escuché una voz masculina dentro de mi cabeza, miré hacia arriba una de las mantis me estaba mirando pero no había abierto la boca pero sentía sus palabras dentro de la cabeza.

No contesté porque me daba miedo, el dolor fue punzante y grité de nuevo. En cuanto cesó un rato, me volvió a repetir la pregunta.

-        Solo quiero volver a casa…- dije derrotado.

Las siete mantis que me rodeaban, se apartaron y la cama se puso de pie, me dejaron viendo la pared de cristal. Allí apareció el planeta Tierra, algo más devastado de lo que imaginaba que estaba, ya no era una Perla Azul, era un desierto sin vida en guerra contra los conquistadores del espacio.

-        Tu hogar…- dijo la mantis.

-        Si, mi casa…- susurré emocionado.- ¡Quiero volver!- grité.

Entonces el planeta se escuchó un estruendo extraño, miré el cristal y el planeta literalmente estalló. Sentía un dolor en el pecho y empecé a llorar, pues Leonor y mis amigos ya no estaban, habían muerto.

-        ¡No!- grité de dolor.- ¡Cabrones! ¡Hijos de puta! ¡Habéis matado a la especie humana!- gritaba el dolor era tan fuerte que no podía parar de llorar, mi amor el único que significaba mí vida, había dejado de existir.

-        No hemos sido nosotros. Intentamos avisarles de que eso era inevitable.- dijo la Mantis.

-        ¡Mentira! ¡Tú puta guerra ha causado nuestra destrucción!- dije.

-        ¿Aún no has entendido quienes somos, verdad?- dijo la mantis.

-        ¡Unos asesinos!- grité llorando.

-        Somos tú salvación. Por eso te hemos rescatado de lo que era inevitable. Vuestro mundo estaba sentenciado a morir por vosotros mismos.- dijo la Mantis.

-        ¡No!- dije tajantemente.

La cama volvió a su posición horizontal, la mantis se acercó y colocó uno de sus dedos encima de mí frente.

-        ¿Qué haces?- dije gritando intentando evitar que me tocase.

-        Duerme…- susurró en mi mente la mantis.

En cuanto me tocó, me quedé profundamente dormido.

Canalizado por: Laia Galí HR.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Capítulo 23: Fotosensible

Capítulo 22: Verdades

Capítulo 0: La Distancia